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J. Carolina Segami Antes de comer un plátano, todos esperamos que haya alcanzado un punto de maduración agradable ya que a nadie le gusta comer un fruto duro e insípido. Pero, ¿qué sucede en el interior de la fruta para cambiar drásticamente sus características? Las frutas están hechas de células vegetales que poseen celulosa, almidones, clorofila y otros compuestos. Para que una fruta comience su proceso de maduración, necesita una señal química que ella misma produce: etileno. Este gas, difunde fácilmente por las células de la fruta transmitiendo una señal que activa muchos genes. Estos genes dirigen la destrucción progresiva de moléculas complejas como celulosa y almidón para convertirlos en azucares simples, a fin de obtener un sabor más agradable. Y por otro lado convierten la clorofila en otros pigmentos que producen un cambio de color. Si quieres madurar una fruta, acércale otra que esté emitiendo etileno, por ejemplo, un plátano maduro.
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J. Carolina Segami La palabra plástico denota la capacidad de un material de cambiar de forma. Varios polímeros orgánicos de gran tamaño poseen esta característica, pero ninguno tiene las cualidades de durabilidad y versatilidad del popular polietileno teraftalato más conocido como PET. Este, como otros plásticos, es de origen sintético derivado de petróleo y, si bien es altamente reciclable, es el más producido y la mayor parte no se recicla. Pero ¿por qué, si el plástico es un polímero orgánico, no se degrada igual que la celulosa o el glucógeno? La respuesta es: ¡evolución! Los polímeros de los plásticos que sintetizamos no se encuentran en la naturaleza y por ende los organismos no han evolucionado para descomponerlos. Sin embargo, en 2016 se descubrió la primera bacteria capaz de degradar PET. El planeta, especialmente los océanos, se están saturando de plástico. Mientras su producción a gran escala continúe, no vamos a poder salvar a nuestro planeta y su biodiversidad.
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Diego F. Joseph Existe una cooperación constante entre animales y microorganismos, probablemente, desde la aparición de los primeros animales. Nuestros cuerpos son capaces de ofrecerles (a los microorganismos) un hábitat protegido y rico en nutrientes, mientras que ellos nos ofrecen el beneficio de sus genes. Al conjunto de microorganismos que habitan en un gran organismo, como nosotros humanos, se lo denomina micriobiota y al global de sus genes se lo denomina microbioma. Los genes de estos microorganismos, además de mantenerlos vivos, nos ayudan en ciertos aspectos. Entre los beneficios están la producción de DHA y ARA que promueven la división de células del cerebro, la digestión de alimentos complejos para que nuestras células puedan metabolizarlos, la estimulación de nuestras células del intestino para producir defensas, entre otros. En definitiva, el “uso” de los genes de nuestros microbios nos ha permitido tener capacidades que probablemente hubiésemos desarrollado en mucho tiempo o quizá nunca.
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*Estado REM: fase del sueño caracterizado por una gran actividad cerebral, donde soñamos y permanecemos inmóviles. Siglas que hacen referencia a movimiento ocular rápido (rapid eye movement). |
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Agosto 2019
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